Centro Masajes : Masajes VIP
Ubicación : Metro Plaza de Armas
Costo : el publicado
Horario : 11:00 am
Fono : el publicado
Recepción : Buena, como siempre
Higiene : Buena, como siempre
Terapeuta o Masajista
Masajista : Pamela
Contextura : Delgada y muy curvilinea
Trato : 7++
Cara : 6.7
Besos : 7
Masaje : 6.7
Sensitivo : 7++
Debía este reporte de hace unas semanas, así que acá va. Volví a visitar a Pamela, sin mayor motivo que volver a experimentar su tremenda atención. Ya duchado y en la camilla, ella comienza a hacer su masaje, en el cual aplica bastante presión, ayudando a descontracturar los insistentes nudos que acumulo en mi espalda y cuello. Mientras tanto hablábamos de la vida, lo que también ayudó a aumentar el relajo. Después de la parte más intensa del masaje, en el cual se sube encima mío y aplica presión en mi espalda, finaliza con un masaje más suave, en el que me siento en la camilla y ella se coloca detrás mío recorriendo suavemente desde mi cintura al cuello. En esta parte ella se va poniendo más cariñosa, acompañando sus caricias con besos en el cuello mientras se mantenía bien pegadita a mí, apretando sus grandes pechos contra mi espalda. Me giro hacia ella y comenzamos a darnos unos largos besos que me dejaron sin aire. Luego se coloca frente a mí, totalmente desnuda y comenzamos a masturbarnos mutuamente mientras seguimos besándonos con harta lengua. Luego comienza a hacerme un buen oral con harta saliva en el que jugueteaba con mi miembro metiéndolo y sacándolo de su boca, dándole besos y rozándolo con su lengua y su cara. Luego me pone condón, se pone de pie y se acerca a mí, colocando mi miembro en su entrepierna, rozándose contra mí mientras yo aprovechaba de comerme sus pechos. Ya con los dos muy excitados, le digo que se tienda en la camilla, me coloco sobre ella y comienzo a rozar nuestros genitales. Da gusto lo complaciente, jugada y caliente que es ella. Me abrazaba y me estrechaba para intensificar el roce. Me daba besos. Ponía caras y jadeaba con la excitación. Movía sus caderas debajo mío para aumentar el roce. Luego entro en ella y seguimos a lo misionero. Me dice que vaya despacito. Por supuesto le hago caso. Lentamente voy entrando y saliendo de ella, sintiendo la intensidad de cada roce, que se reflejaba en sus gestos y en su voz. Ella abre sus piernas completamente (su capacidad de apertura es notable), aumentando la profundidad de mis movimientos. Luego comienza a mover sus caderas debajo mío cada vez más rápido... y más rápido. Alzando su voz cada vez más me pide que continúe, que le de más fuerte. Y yo... bueno, a duras penas logro continuar, entre el agotamiento por el ejercicio y la excitación cada vez más difícil de aguantar, hasta que irremediablemente termino en un fuerte orgasmo, desplomándome sobre ella. Ahí nos quedamos un rato, sintiendo nuestro sudor y nuestra piel, mientras nuestra respiración se iba tranquilizando. Nos damos unos besitos y finalmente nos separamos. Nos limpiamos un poco, va ella a ducharse primero mientras yo aprovecho de descansar otro poco, hasta que llega mi turno de ducharme. Como siempre, ducha, vestirse, última conversa, un beso, un abrazo fuerte y la despedida.
Y bueno, qué más se puede decir. Pamela es Tremenda. Aunque la veo seguido, cada vez que la visito pareciera que desahogara unas ganas de verme acumulada por meses. Su masaje es dedicado, intenso y relajante. Y el sexo está a otro nivel. Ella es regalona, besucona, entregada y ardiente. Nada más que decir. ¿Volvería? Obvio.